jueves, 17 de febrero de 2011

Ser encontrado.

No me gusta 'ser encontrado'.

Equivale a 'ser sorprendido', y si eso ocurre es que no quieres que tu actividad sea descubierta ni interrumpida.

Nadie, en primera, segunda o tercera persona si va acompañada en la misma frase de 'ser encontrado' se siente cómodo. Haga la prueba...

ejemplo 3º- Ha sido encontrado abriendo la caja fuerte, acompáñenos a comisaría. Mal asunto.

ejemplo 2- Me han encontrado culpable. Peor.

ejemplo 1º- Fue encontrado debajo del puente. Eso amigo, ya no tiene remedio.

jueves, 10 de febrero de 2011

El tamaño de una lata de conservas

Todavía hoy me asombra lo enorme que era la despensa de la casa de mi abuela cuando pienso en ella. Si las comparamos con las dimensiones de mi vida actual, aquella despensa era más grande que mi cocina, y casi del mismo tamaño que mi habitación.

Podría decirse que el mundo ha encogido. Como el anuncio ecologista que muestra a un hombre que cada vez que vuelve o sale de casa se da cuenta de que es más y más pequeña hasta que no puede entrar, soy un oso polar en pleno cambio climático.

Claro que un apartamento de 60 metros cuadrados no suele tener una despensa del tamaño de una habitación. Es decir, que el tamaño de una despensa suele ser proporcional al del resto de la casa. Piense en la suya, ¿se correspoden las proporciones?

Creo que esta idea ha centrado siempre mi forma de enfrentarme a nuevos conocidos. Con sólo mirarles puedo adivinar cómo es su despensa de grande, y por tanto su casa. Poca gente me cree cuando le cuento esta perversión, pero he llegado a perfeccionar tanto la técnica, que me considero infalible.

La última persona a la que le confesé este don, antes de a usted, fue a mi hermano. Compartiendo tantos familiares creí que me sería más fácil hacerme entender. Pero debe resultar demasiado extraño que lo que más me preocupa cuando conozco a alguien es el tamaño de su despensa, y se negó en rotundo a analizar la credibilidad de mi teoría.

- Piensa en el tío Alonso, tan esbelto, tan en forma ¿Cómo es su despensa?
- ¡Oh, vamos! si ni siquiera sé dónde la tiene.
- ¡Lo ves! No lo sabes porque en su casa es irrelevante la despensa.

En este punto he de resaltar que en esta teoría, considero la nevera una prolongación de la despensa. Es más, podría decirse que el frigorífico es la despensa de finales del siglo XX.

- ¿Y qué me dices de la tía Tere? ¿No me negarás que está gordita?
- Bueno, un poco, pero nada destacable.
- ¿Y dónde está...
- Sí, ya sé por dónde vas. Esto es absurdo
- Lo sabes, sabes dónde está la despensa.
- Claro, por el sencillo motivo de que he pasado semanas enteras en su casa, y en la del tío Alfonso no.

Seguimos hablando de las primas Pili y Rita, de los compañeros de piso de nuestra hermana, del fontanero y del cura. Parecía que, por agotamiento, mi hermano iba a ceder y reconocerme el mérito cuando me dijo:

- ¿Qué me dices del vecino del cuarto?
- Que está como una foca
- Y tiene la misma despensa que nosotros.
- Sí pero...
- Pero nada, tu teoría tiene el tamaño de una lata de conservas.